miércoles, 26 de enero de 2011

Ella, tú muerte.

Tengo una muerte encantadora

que suspira los delirios de la lluvia

Le reza al dolor y a las espadas.

Susurra condiciones.

Baila el rock de remeras usadas,

finge que huele bien.

Y tal vez encuentre en mí ,

esos dorados ataúdes.

Y tal vez encuentre en mí,

pequeñas municiones.

Un par de demonios se la disputan

entre infiernos y pescados fríos.

Y el sol vuelve a ser el rey,

mientras se escucha el viento

en su viaje infinito.

Y tal vez encuentre en mí,

deliciosos pecados.

Y tal vez encuentre en mí,

el amor y el ruido.

Sabe que Dios no espía,

y su vanidad es perfume de vainilla.

Me tira al vacío y se conforma,

sabe que no he muerto.

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